14 de septiembre 1994
Mañana es el último día. Personas allegadas me han llamado para consolarme.
-Qué putada, ¿no? Ya sabes, si necesitas algo…
-Sí, claro, te llamaré. Gracias. Adiós.
-Me lo dijeron ayer, tío, si puedo hacer algo…
-Tráeme mañana a tu chica y déjamela un par de días.
-Sigues tan capullo como siempre, ¡no sé porqué te he llamado!
-Yo tampoco. Hasta luego.
No me gusta que la gente tenga piedad de mí.
-Qué putada, ¿no? Ya sabes, si necesitas algo…
-Sí, claro, te llamaré. Gracias. Adiós.
-Me lo dijeron ayer, tío, si puedo hacer algo…
-Tráeme mañana a tu chica y déjamela un par de días.
-Sigues tan capullo como siempre, ¡no sé porqué te he llamado!
-Yo tampoco. Hasta luego.
No me gusta que la gente tenga piedad de mí.
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